A PATADAS A POR ARTE -JAULA DE ORO

UN GRUPO DE ARTISTAS  DECIDE OCUPAR UN EDIFICIO DEJADO A MEDIAS EN SU CONSTRUCCIÓN E INTERVENIRLO CON UNA ACCIÓN ARTÍSTICA


Cuando la crisis aprieta más que nunca los bolsillos sólo queda la imaginación para impulsar el arte e invitar a la reflexión. Esto es JAULA DE ORO. Una intervención de siete artistas, Kristoffer Ardeña, Marlon de Azambuja, Eduardo Balanza, Núria Güell, Fermín Jiménez Landa, Sergio Porlán y Daniel Silvo comisariada por Pablo Lag. Juntos, han forzado la entrada a un edificio a la espera de mejores tiempos constructivos situado, muy simbólicamente, en la Cuesta de la Fábrica, calle que limita con el Complejo consistorial de Las Cigarreras.



Poco público a una hora del día ya subidita de grados... ¿Provocación? Realmente este tipo de actuaciones no causan ya ni la alarma social suficiente para que actúen las fuerzas públicas, aunque se haya entrado en una propiedad privada -tampoco es de extrañar, yo misma tuve que llamar un par de ocasiones a la policía para denunciar violencia doméstica como testigo y todavía estoy esperando... suerte que la cosa terminó sin mayores daños-  pero, aparte de las connotaciones que el comisario y los artistas implicados quieren hacer ver: crítica a las políticas culturales locales, nacionales, crítica al sistema, etc... sí tiene valor esta acción. Su valor está justamente en la acción misma, en la decisión de salirse de los cauces cómodos -ya no voy a decir ni convencionales- de las salas de exposiciones particulares o públicas, donde el artista busca un reconocimiento y también una forma de sustentarse, pero que significan finalmente aburguesarse, dejar de luchar, de tratar de cambiar las cosas.

Este tipo de acción parece tratar de encontrar nuevas alternativas. Estos nuevos caminos, fruto de la crisis -de siempre se sabe que son los momentos más ricos creativamente- son lo verdaderamente interesante. En esta crítica al despilfarro público, en la llamada a las buenas prácticas culturales se está viendo un movimiento social de búsqueda de valores éticos en todos los campos de la vida, incluido claro está, el propio arte.

Planta pintada por Marlon de Azambuja

Jaula de Oro habla de la situación actual del arte, muchas veces vacío de contenido, como los edificios impulsados públicamente sin programa serio y muchas veces sin la dotación económica y humana necesaria. En Jaula de Oro, Núria Güell muestra las puertas de edificios vacíos de la Cam, arrancadas por un albañil desahuciado y contratado por ella a través de una fundación creada para esto. Una crítica a la cantidad de desahucios producidos en España como consecuencia de la crisis. Kristoffer Ardeña reflexiona a partir de bolsas comerciales sobre la pérdida de capacidad de consumo del ciudadano y la revalorización de objetos de consumo y uso cotidiano ante la precaria economía familiar actual.


Sin Patria. Céntimos cubanos sobre mantillo, un tesoro sin valor, con connotaciones simbólicas acerca de la libertad, la patria y la muerte, presentes en las leyendas de estas monedas. Obra de Daniel Silvo.

Daniel Silvo observa el sin sentido de la "patria" por la que se lucha, muere y ¿por qué? Eduardo Balanza de forma simpática nos llama la atención sobre el poder mediático que nos manipula en favor de razones políticas y financieras. Marlon de Azambuja nos hace fijar la mirada en una planta, que si no estuviera pintada de rosa -que rebelada ante esto ha seguido desarrollándose y abriendo nuevas hojas sanas y verdes- nunca nos hubiera extrañado su presencia como ornamentación de la "casa". Jiménez Landa "pincha" ilegalmente electricidad para su secamanos, un ready-made contemporáneo que además provoca ruidos y corrientes de aire. Sergio Porlán ha rellenado minuciosamente varias paredes de uno de los pisos del edificio con semillas de una planta trepadora, numerando cada una de ellas y proporcionándole un abono líquido que le permita crecer e invadir este espacio. Una metáfora de la construcción exagerada en la que se ha vivido en los últimos años no sólo en Alicante y la costa, sino en toda España.

La Gran Guerra Panasónica ha comenzado, de Eduardo Balanza.

Si lo que aquí se ha mostrado hoy es de mejor o peor calidad, no es importante. Lo importante es el movimiento, el trabajar a pesar de los cortapisas, la muestra de que se pueden hacer cosas por encima de los límites establecidos, y, sobre todo... la reflexión. Los que hemos asistido hoy a este evento -nos haya gustado o no- hemos salido llenos de preguntas, sobre el arte, la crisis, el valor de los artistas, de los críticos, sobre la cultura, las razones de la crisis... Esta es la obligación del arte, ser testigo de su tiempo.

Natalia Molinos






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