El mirador del arte

Un deseo largamente acariciado, mostrar públicamente mis relatos. La editorial Matrioska me ha dado esta oportunidad de oro. Realmente me admira que alguien que no te conoce de nada confíe en tu trabajo y quiera publicarlo. Me siento muy agradecida por la confianza que han mostrado y el empujón que me supone para terminar proyectos empezados y nuevos por comenzar. Teofanía del pequeño dios , es una selección de relatos de ciencia ficción y fantasía. Siempre me ha llamado la atención los avances científicos, los inventos, la creatividad humana. Lo positivo que tiene, pero también lo negativo, entre lo que se encuentra muchas veces la negación del alma. La ciencia ficción y la fantasía, además, poseen una estética fascinante que me encanta desde los cómics a la ingeniería espacial. Siempre he pensado que es peor lo pequeño, lo que no se ve, que lo grande. Para mí, los monstruos más temibles son los diminutos porque al no verlos es más difícil luchar contra ellos. Evidentemente, la pan

Situarse bajo el Bosque Mágico de Pilar Sala en su exposición Alquimia vegetal es entrar en el cosmos de esta artista que ha sabido ver las posibilidades que ofrecen las plantas para convertirse en arte. En su laboratorio alquímico ensaya, prueba, examina hasta conseguir celulosa. El oro del papel. Y el papel surge transformando en distintas texturas. En el alambique de Sala, se mezclan flores, tallos y hierbas y surgen tonos de color, rugosidades y relieves, elementos vegetales que incrustados en la masa de papel acaban siendo motivos principales. Con este material ella hace esculturas, cuadros, instalaciones,... En esta nueva exposición de Sala, encontramos un nuevo valor a destacar: la transparencia de los papeles, que ha enfatizado con iluminación posterior. Interesante también es la inclusión de fotos por primera vez, en las que disfrutamos de primeros planos de detalles, de la estética de geometrías halladas y coloridos contrastados. Destaca asimismo en la muestra la tonalid

Es indiscutible que la pandemia ha tenido consecuencias, algunas terribles y otras, sorprendentes. A muchos nos ha entrado hambre de naturaleza. La ciudad se nos ha quedado demasiado urbana. Ya no nos basta con oler las flores de la ventana o comprobar a lo lejos que el mar sigue esperándonos al final de la rambla. Necesitamos olfatear el aire fresco que envuelve a plantas y árboles, mirar pétalos y hojas, troncos arrugados y bellos, cielos despejados sin asomo de casas. Sentir bajo nuestros pies el crujido de la tierra y los guijarros. En una pequeña excursión descubro la montana de Ibi (Alicante) y el Jardín Botánico de Torretes . Una visita guiada por el profesor de la Universidad de Alicante y director de la Estación Biológica, Segundo Ríos , hora y media entre iris y lirios (los lirios son todos iris, pero no al contrario). Descubrimos que unos lirios son de bulbo y otros de rizoma, que los que tienen más colores están hibridados con otros -a veces de forma natural y otras, por